Diario de un parkinsoniano

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Venus, no estés triste

Como cada mañana he salido a caminar. Es el remedio que tengo contra el insomnio que provoca la enfermedad. Como cada mañana he seguido la misma ruta. A esa hora de la mañana (o más bien, de la madrugada), no hay prácticamente nadie. Sólo el silencio,...


Mi amiga, mi hermana

Mi amiga Ana está triste. Yo la llamo Anita cariñosamente, porque para mí seguirá siendo esa joven que conocí hace ya años. Siempre me meto con su edad, aunque en realidad su espíritu sigue siendo el de una niña. Es la persona más positiva que conozco. Lo mismo anima una...


La medalla

Hoy me han regalado una medalla. En realidad, esa medalla pertenece a mi amigo Eugenio. Dicen (y es verdad), que los amigos se cuentan con los dedos de las manos. Él ocupa uno de ellos desde que íbamos juntos al cole de pequeños. En la actualidad vive...


Esta vez no ha sido igual

He estado de nuevo en el neurólogo. Mi hermana, y esta vez mis padres, me han acompañado. Mientras esperábamos me ha venido a la mente la primera vez que me senté en esa sala de espera, en esos bancos de madera, fríos y duros, sólo. Qué casualidad, hace justo un...


El veintitrés

El veintitrés es el número de un portal de la calle donde me crié. No tendría nada de especial, podría pasar por un portal normal de gente obrera, salvo porque en ese bloque de viviendas han vivido mis tíos, y crecido mis primos. Conforme ha pasado el...