De tunos y maleantes

18 abr 2025 · 2 mins

Esta entrada del blog no es más que una breve reflexión…

Una de las innumerables desventajas que tiene el ser un parkinsoniano es la de la lentitud de movimientos, y el nerviosismo que ello provoca en uno mismo.

Por ejemplo, revuelves el llavero cienes y cienes de veces buscando una llave, cuando apenas hace unos minutos la has estado utilizando, o buscas y buscas la cartera dentro de tu bolso de mano, regalo de tus sobrinos en uno de tus cumpleaños, al ir a pagar en un cajero del supermercado, provocando que te pongas más nervioso, y haciendo que tus movimientos sean aún más lentos, mientras que los que están detrás tuya en la cola te miran con cara de malas pulgas.

Algo así me pasó el otro día, pero con tan mala pata que por mucho que rebusqué y rebusqué en el bolsito, no pude encontrar la puñetera cartera, quedandoseme la cara como la de un mago principiante, al no encontrar el conejo dentro de su chistera.

Por más que buscamos en la tienda, volviendo tras mis pasos una y otra vez, no hubo manera de encontrarla. La conclusión fue que me habían guindado la cartera.

Al final, la cartera apareció “milagrosamente”, una hora más tarde, por arte de birlibirloque, debajo de un coche en el aparcamiento, con todo su contenido desperdigado por el suelo, y, por supuesto, sin el dinero en metálico que llevaba en ella, y habiendo anulado todas las tarjetas, con todos los inconvenientes que eso conlleva, especialmente en épocas festivas.

Y es que el ingenio patrio es particularmente avezado a la hora de hacerse con el bien ajeno.

Desde el timo de la estampita en blanco y negro, inmortalizado en el cine por el gran Tony Leblanc, intentado aprovecharse de la avaricia de su víctima, que a su vez quiere sacar tajada, hasta las ultramodernísimas técnicas que se utilizan en nuestros teléfonos, en forma de estafas telefónicas apoyadas por la inteligencia artificial, pasando por los ochenteros macarras de ceñido pantalón de Joaquín Sabina.

Y es que, a pesar de que hay mucha gente con buenas intenciones, de tunos y maleantes está lleno este mundo.

Desde tiempo inmemoriales.

De tunos y maleantes

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