Cuando estudiaba Teleco, vi por primera vez el significado del tiempo de manera matemática.
Lo tratábamos como una dimensión, donde teníamos las tres espaciales y añadíamos una cuarta, que era el paso del tiempo.
“Algo” está ubicado en una posición del espacio y puede cambiar con el tiempo.
También descubrí que, como decía Einstein, el tiempo es relativo.
Al principio no le di mucha importancia, era joven, y tenía otras prioridades.
Una noche de viernes estaba con mi amigo Oscar, hablando entre canción y canción, en el bar de siempre de nuestro barrio.
Bueno, en realidad hablaba él, y yo escuchaba, como casi siempre pasaba (y sigue pasando).
A veces se ponía en plan filosófico y en medio de una canción de Barricada te gritaba al oído “yo soy mi dios”, y no te dejaba meter baza.
Pero en una de estas le salté: “El tiempo es relativo”, y le expliqué el significado.
Le dije que el tiempo, aunque parezca algo fijo, depende del observador.
Y él se quedó pensativo, y por un momento permaneció callado.
Desde entonces, cuando menos me lo espero, me pasa un brazo por el hombro, y me dice: “El tiempo es relativo”.
Han pasado más de veinte años desde aquello, y de vez en cuando pienso que es verdad, que el tiempo es relativo.
Dependiendo de la situación en la que estés, el tiempo corre más rápido o más lento.
Si estás pasando un momento difícil, el tiempo corre muy lento, y se te hace eterno.
En cambio, si estás contento y sin preocupaciones, pasa rapidísimo.
A veces nos gustaría tener un cronómetro y pulsar el botón de pausa, para disfrutar del momento. Y otras veces girar la ruedecilla para adelantar el minutero.
Lo cierto es que el tiempo pasa.
Bien o mal, pero pasa, y no lo podemos evitar.
Lo importante es intentar aprovecharlo y disfrutar del momento.
Puedes estar tirado en el sofá una tarde de domingo, sin hacer nada.
O puedes escribir en un blog, o invitar a unos amigos a tu casa para que tomen café, y de paso recuerden su infancia jugando a la máquina recreativa que has restaurado.
Puedes amargarte pensando en lo que pasará mañana de manera inevitable, aunque ya no le puedas hacer nada.
O puedes intentar estar preparado para suavizar la situación y que el golpe no sea tan fuerte.
Puedes lamentarte por la pérdida de un ser querido.
O puedes concentrar tus fuerzas en los que siguen a tu lado, dándoles todo tu cariño.
Puedes echar de menos a un amor que está en la distancia o que has perdido.
O llamarle y alegraros el día.
En fin… creo que me estoy poniendo filosófico, como mi amigo Oscar.
Porque yo también lo pienso: el tiempo es relativo.