A los dedos de mis manos

25 jul 2021 · 3 mins

Hola.

Sí, soy yo.

Antonio, Antoñico, Antuan, o como prefiráis.

Esto no es una entrada de mi blog.

Está colgando en él, pero no se hace referencia a él en ningún sitio.

He querido escribirlo aquí porque ya sabéis que en persona no soy capaz de decir las cosas tan rápido como aparecen en mi cabeza.

De esta manera también evito que me interrumpáis y así poder decirlo y vaciarme de una vez.

Lo primero que quiero deciros es lo que seguramente ya sabréis: Mariam y yo lo hemos dejado.

Bueno, lo he dejado yo porque ella no sé que se piensa, pero yo lo tengo super claro.

Lo que más rabia me da es la falta de sinceridad, y ella no ha sido sincera conmigo desde prácticamente el primer momento.

Y lo segundo que quiero deciros es: Gracias.

Gracias por dejar que me equivoque.

Me quedaré con la experiencia, con las cosas buenas que he vivido y he experimentado.

Todo eso que vosotros habéis sentido desde los 20 años, y que yo lo he concentrado en un par de años, con mis 30 y 19 (😉) recién cumplidos, y que yo tanto anhelaba.

Vosotros.

No llegáis a la decena.

Os puedo contar con los dedos de las manos.

Algunos estáis ahí desde siempre, desde que éramos unos renacuajos y nos juntábamos de pequeños, sin saber que con el tiempo nos uniría algo especial.

Otros llegasteis más tarde, cuando empezábamos a dejar de ser niños y nos queríamos comer el mundo a bocados.

Alguno también llegó sin avisar, bastante más tarde, aunque casi se cayó por mi balcón, nada más llegar…

Voy a ir en el orden en el que vais apareciendo en la mente…

Oscar

Gracias por guardarme ese pequeño secreto que te he colgado injustamente durante unos días, y que para ti ha sido una losa.

No puedo resumir aquí lo que siento por ti.

Sólo te puedo decir que me has enseñado mucho a tu lado, y que me gusta ser tu pinche por mucho que chilles.

Raúl. Rauilillo.

Nunca te rindes, a pesar de los pesares.

Con tu san miguel, mal cogida por el cuello.

Con tu ducados, medio colgando de tus labios.

Con tu lata de callos.

Con el rock de tus venas.

Con ese amor de madre que siempre tanto me ha gustado ver en lo hondo de tus ojos.

Juana, Juanita.

Aunque tenemos la misma edad, siempre serás un poco la madre de todos nosotros.

Con tus consejos, siempre sosegados.

Con tu paciencia, pase lo que pase.

Con esos ojos de color gris azulado, tan claros.

Con ese pelo cardado.

Estibaliz, Esti, Ana, Anita

Vosotras estaréis siempre juntas, también en mi recuerdo.

Soportando mis clases magistrales de agricultor urbanita.

Haciéndome un huequito a vuestro lado, siempre que me ha hecho falta.

Arañándome el corazón cuando os he visto llorar y sufrir tan injustamente.

Enrique, Kike.

El hombre pragmático.

Con tu aire a lo dandi.

Con tu vozarrón.

Con tu pañuelo de tela.

Con tus conversaciones llenas de inteligencia.

En fin.

Gracias.

A vosotros.

A los dedos de mis manos.


Compartir